Pasado.
El fin de semana pasó con todos siendo felices, los Park quedaron encantados con Jin y Namjoon, quienes prometieron volver pronto y poder compartir más momentos en familia. Regresaron a Seul con el plan de volver.
—Eso estuvo genial, ¿vieron ese sitio? En realidad tomé buenas fotografías.
—Si Jin, debes pasarlas, hay una donde salimos con Jimin.
—Ya empiezas de romántico, ¿vas a enmarcarla? —se burló Namjoon.
—¿Por qué no?
—La verdad fue un muy buen fin de semana.
Los tres amigos estaban conversando animadamente en la cafetería, Jimin estaba en la cocina terminando de preparar la comida de ese día.
Estaban charlando acerca de su fin de semana en Boseong y como lo había disfrutado. Para su mala suerte, Yugyeom estaba cerca y logró escuchar el nombre de Jimin en sus oraciones. Cada vez tenía más rechazo por el chef de la empresa.
Se acercó fingiendo una sonrisa que le salía muy bien.
—Hola chicos, ¿de qué fin de semana hablan? — preguntó sentándose junto a ellos. Jungkook tan solo apretó sus labios sin querer responder.
Namjoon tomó de su bebida en ese instante y fue Jin quien inocente le comentó a donde habían ido.
—Boseong —dijo simple, el chico quiso mantener su sonrisa a pesar de la furia que sentía en ese momento. Sabía porqué razón habían viajado ahí—. Fuimos a visitar a...
—Al lugar, visitamos el lugar —interrumpió Namjoon, pues sabía que Yugyeom tenía aún interés en su mejor amigo y no quería que le armara un interrogatorio acerca de Jimin.
Jin lo vio con duda pero no preguntó nada.
—Me imagino que si —respondió sonando desinteresado—. Deberían invitarme la próxima vez que decidan hacer turismo interno.
—Seguramente Yugyeom, bueno yo debo irme, tengo mucho trabajo —dijo Jungkook levantándose y marchándose.
Los demás quedaron charlando pero de otros asuntos. Yugyeom notó que el ojiazul realmente nunca salió de la cafetería.
Su enojo aumentó, pero ya tendría tiempo de desquitarse con el rizado por haberle robado la atención de Jeon Jungkook.
Jungkook y Jimin habían hecho una rutina que ellos no habían sido conscientes de eso. Sus días se basaban en estar juntos en la casa del ojiazul, de Jimin preparando la comida mientras Jungkook se encarga de motivarlo dándole muchos besos y caricias, de comer entre juegos y más besos. De ducharse juntos mientras Jimin le hace peinados raros a Jungkook y el castaño lava los rizos con mucho cuidado.
De Jimin usando la ropa de Jungkook para poder dormir juntos, siendo el menor la cuchara pequeña. De hacer el amor tantas veces hasta el cansancio. De tener noches de películas, salidas a bares ya sea solos o con sus amigos. De tener demostraciones de afecto en público sin importarles nada, sólo sus risas y sus miradas brillantes.
De llegar a la empresa juntos, conversando sin interesarles ser el centro de atención de todos, de Park yendo a la oficina de Jeon para besarse sin control. De Jungkook escabulléndose a la cocina para poder robarle besos y algunos bocadillos a su amante.
Los días habían pasado, Jimin estaba muy emocionado pues había avanzado en su restaurante, que aunque era pequeño estaba satisfecho pues lo que él amaba era cocinar y al fin lo haría en un lugar sintiéndose libre porque él era su propio jefe.
Estaba en la cocina de la empresa, había tenido una llamada con Eunwoo acerca de unos detalles para tener todo listo para el fin de semana y poder inaugurar su preciado local. Estaba sacando las cuentas de algunos adornos extras, para terminar de darle el toque que quería.
Sintió unas manos ya conocidas rodear su cintura y esos labios tibios dejándole un beso en su nuca. Mientras la nariz que tanto le gustaba olfateaba encantado su aroma.
—Kook —tomó las manos del castaño y las enlazó con las suyas, pegando su espalda al pecho del ojiazul.
—¿Te había dicho que amo tu perfume?
—¿Quieres que te lo regale? —bromeó.
—Tengo un mejor plan, olerte a ti todo el tiempo —dejó unos cuantos besos en el cuello expuesto del rizado quien suspiraba por la sensación.
—Me parece bien, pero recuerda que no puedes venir a abrazarme aquí, estamos en horario de trabajo y estamos en la empresa, ¿lo olvidas?
—¿Sigues con eso? —preguntó separándose de su amante—. A estas alturas el que no sepa que el jefe de la empresa Walls se anda enrollando con el nuevo chef es porque es ciego.
—Si tú lo dices.
—Según tú, ¿ellos aún creen que voy a bajar por un vaso de agua cada quince minutos porque el agua de mi oficina no sale de la maquinita?
—Es una buena excusa, no te deshidratas.
—De acuerdo Jimin, estoy seguro que al jefe le vale madres que sus empleados sepan a que viene realmente a la cocina.
—Vienes a comer.
—A ti por supuesto.
Ambos sonrieron y se besaron lentamente, les encantaba disfrutar de esos pequeños momentos.
—¿Tienes todo listo para este fin de semana? —preguntó el castaño dejando un beso en una de sus mejillas.
—Sip, justo Eunwoo y papá se encargarán de darles unos últimos toques, mi hermana se encargará de la decoración junto a mamá, la verdad que sin ustedes yo no estaría cumpliendo ese sueño.
—Tienes todo el mérito, sin un buen chef, un restaurante es una comida sin sabor.
—¿De dónde sacas esas frases?
—No tengo idea, pero funcionan, te hacen sonrojar —dijo pellizcando con cuidado las mejillas del menor.
—Eres un tonto, en fin, ¿ya sabes quién tomará este puesto?
—No, aún no he dicho que busco nuevo chef, creo que después de ti nadie podrá llenar el puesto, es mejor dejarlo así y estar como antes, ¿no crees?
—Jungkook...
—Jimin, quiero que entiendas que cuando tú llegas a un lugar, llenas un espacio y lo haces tuyo hasta que se vuelve imposible reemplazarte después —dijo con su voz suave queriendo que el ojiverde entendiera la realidad de sus palabras.
—Estoy seguro que hay un mejor chef, para la empresa —susurró sintiendo como sufría de taquicardia. Quizás y si entendió lo que el castaño trataba de decirle.
Jungkook tan solo sonrió y miró al techo un segundo, negando con su cabeza y llevando su mirada hasta Jimin.
—El día que entiendas que no eres uno más podrás quedarte para siempre en ese lugar, porque nunca hay que olvidar donde pertenecemos.
—¿Pertenezco a la empresa?
—Perteneces a mi vida —susurró acercándose nuevamente a él para poder besarlo, Jimin tan solo sintió derretirse en sus labios, estaba muy enamorado de Jungkook y ya no había algo que pudiera borrar esos sentimientos.
Estaba ansioso por poder declarar su amor en unos días, feliz de poder decirle lo mucho que lo ama y las ganas que tiene de poder comenzar algo con un título diferente a lo que tienen.
—No puedes decirme eso acá —intentó bromear.
—¿Deseas una cena con velas, rosas y esas cosas de película?
—Deseo una cena con velas, rosas, en mi restaurante como en esas estúpidas películas.
—Pronto, pronto.
Jimin solo negó dejando ver sus ojitos pequeños por la sonrisa en su rostro.
—Bueno, es hora de que vayas a tu oficina, nos vemos hoy en casa, porque antes debo ir con Taehyung a comprar unas cosas de mamá.
—¿No puedo llevarte yo? No quiero alejarme, pronto dejarás Seul y no estoy listo para eso —se quejó cual niño pequeño haciendo que el rizado sintiera ternura de verlo de esa forma, pues el castaño se abrazó al cuerpo de Jimin escondiendo su rostro entre su cuello.
—No seas un bebé llorón Kook, si tus empleados te vieran de esta forma no vuelven a creerte la fachada de serio e intimidante —se burló.
—No me importa —dijo abrazando más a Jimin.
—Kook —advirtió—. No seas caprichoso, debes volver a tu oficina y esperarme en casa, ¿bien? Llegaré después de las compras.
—¿Ya no me quieres contigo? ¿Ya me estás dejando?
—Pero...
—Te jodes, porque no te voy a dejar.
—Jungkook, Kook, Jeon, Jeon Jungkook —mencionaba, pero el mayor más se aferraba a su cuerpo—. Sino obedeces te quedas sin sexo durante una semana.
—Te irás en unos días, es obvio que me dejarás sin sexo.
—Pareces un enorme bebé llorón.
—Y tú el que abandona a este bebé llorón.
—Ya Kook, te van a ver.
—Me vale.
—Suéltame, necesito ir con Taehyung en unos minutos.
—Que se joda el duende, yo vine primero aquí.
—Si, pero yo necesito hacer cosas, anda ve a trabajar, Jungkook.
—¿Por qué me quieres dejar solo? ¿Por qué quieres alejarte de mi? ¿No me quieres? Dime, ¿ya tienes a otro?
Jimin mordió su mejilla para no reírse, ver a Jungkook actuar como un mocoso caprichoso le daba risa; no era la primera vez que lo hacía, pues siempre se ponía en este modo cuando quería comer galletas con chispas de chocolate hechas por él.
—Kook, sino me sueltas no podré hacerte un oral en la noche.
—¿Por?
—Porque eres un desobediente.
—Yo soy el jefe, soy quien da las ordenes.
—En la empresa, en lo nuestro soy yo, así que basta de esta escena y ve a tu oficina —dijo sonando serio.
Jungkook resopló, lo miró de mala gana y sacó su lengua en protesta.
—Bien, pero ni creas que voy a soltarte hoy, esconderé las almohadas y dormirás sobre mi, será mi venganza.
—Lo que digas, ahora dame un beso que ya me voy, Taehyung llegará pronto, sino es que ya está afuera.
Jungkook hizo caso y besó a su amante sin querer detenerse, quería estar todo el tiempo junto a Jimin, no le importaba verse como un loco, él solo quería poder tener cerca todo el tiempo.
—Eres el único empleado que no me obedece, soy tu jefe no te olvides.
—Eres un mandón, un caprichoso y un terco, además los permiso los autoriza Namjoon, y él me dio permiso de salir temprano hoy.
—Voy a despedirlo.
—¿Sucede algo?
—Me has hecho estas escenas muchas veces estas últimas semanas, ¿debo preocuparme?
—Si, si debes, porque sabes que estoy enfermo y eres mi cura y aún así me dejas solito.
—Jungkook.
—Bien, me voy.
—Nos vemos en casa, y no te olvides poner la alfombra, ¿hace cuánto no lavabas eso? Y recuerda no usar la taza café, por favor ni se te ocurra encender la cafetera porque está dañada, ya mandé a pedir una, y no olvides llamar a Hae, dijo que necesitaba decirte algo, espero sea de Hanna, me mantienes al tanto cuando llegue, y Jungkook, por favor no envíes fotos diciendo que vas a suicidarte con el papel de baño y la barra de la ducha, ¿si? Me asustas.
—Lo que digas Park, esta vez me suicidaré con el papel toalla de la cocina y todo por tu ausencia.
—Correré el riesgo, espero me hayas puesto atención a lo demás, nos vemos Kook —se despidió besando a su amante y saliendo de la empresa, esperó unos minutos y subió al auto de Taehyung.
Jungkook lo vio marcharse, pensando en qué momento su vida había cambiado y porqué ahora después de tantos años necesitaba tener a alguien en su vida, más que todo, tener a Jimin a su lado.
Caminó hasta su oficina lentamente, su secretaria se disculpó y él solo pudo fruncir su entrecejo. Entró y sintió como la sangre le subía por el rostro hasta dejarlo sin respirar por unos segundos.
—¿Qué haces aquí? Creí ser claro cuando dije que no quería verte más —dijo sin atreverse a sonar amable.
—Hola bebé, tanto tiempo de no vernos, ¿y es lo único que me dirás? —respondió el hombre girando sobre su silla para ver al castaño.
—¿Qué quieres? Pensé que luego de comportarte como un imbécil no tendrías valor de darme tu cara —se sentó viendo fijamente al tipo frente a su escritorio.
—Eso fue una confusión, yo si quería apoyar a mi novio después del funeral de su padre pero tú estabas tan metido a rollo que fue tu culpa que quise darte tu espacio.
—¿Besándote con otro? —habló con ironía.
—Si bueno, eso fue un error, estaba estresado y tú no estabas en condiciones.
—Eres idiota.
—Vamos bebé, no debes enojarte por eso.
—Deja de llamarme bebé, tú y yo terminamos hace muchos años, ya dime que haces aquí.
—Vine a verte, además tú terminaste conmigo, yo no acepté eso pero luego de lo de tu padre te pusiste algo insoportable.
—¡Púdrete! —alzó la voz viéndolo con enojo.
—No te enojes, es decir he venido por ti, ¿ya no te quieres casar conmigo?
—¡Lárgate! —volvió a gritar.
—¿Tu padre te aceptó como gay al final o si fue tu culpa que haya fallecido?
—¡Cállate! No sabes nada —Jungkook se puso de pie y golpeó su escritorio con ambos puños estaba sintiéndose mal nuevamente.
—Jungkook, Jungkook, Jungkook, si él no nos hubiese encontrado besándonos no hubiese tenido ese ataque al corazón, murió porque eres homosexual.
—No es cierto, él ya estaba enfermo, no fue mi culpa —se sentó queriendo creer lo que su madre le había dicho.
—¿Eso te dijo tu madre? Solo vine a recordarte que sigues siendo una basura Jeon, jamás olvidaré el hecho que me hayas terminado cuando te hiciste de esta fortuna, me dejaste por ser pobre.
—Te dejé por infiel, sabías que tu condición social no me importaba.
—A tu padre si, lo mataste y quisiste sentirte menos culpable terminado conmigo.
—Te exijo que te largues de aquí y que jamás vuelvas.
—Tan solo vine a visitarte ya que pasé por aquí, ¿no me haz extrañado?
Jungkook no aguantó más y lo tomó de su brazo, levantándolo del asiento bruscamente para sacarlo de su oficina.
—Quiero que te largues y que jamás vuelvas, no tengo idea de cómo entraste pero no se va a repetir.
—Deberías tener más cuidado de a quienes tienes a tu alrededor bebé, yo nada más soy el recordatorio de tu miserable vida, no puedes escapar de tu realidad, tu padre murió odiándote por ser homosexual, no lo olvides Jeon, eres una basura y las basuras como tú y como yo, jamás seremos felices, por más que pienses que has encontrado el amor, no lo tienes porque eres la peor mierda de este mundo, un asesino.
Jungkook no respondió más y le hizo seña a los de seguridad, quienes se llevaron a su ex pareja, dio la orden a su secretaria de que prohibiera la entrada de él nuevamente.
Ver a su ex pareja de universidad, al que tanto amó, con el que duró unos años en escondidas de sus padres lo había puesto inestable. Él era la razón por la cual dejó de creer en el amor, por el cual se refugió en el sexo sin sentimientos.
Llegó a su oficina y se sentó en el enorme sillón, recordar a su padre siempre iba a quebrarlo, porque muy en el fondo seguía sintiéndose culpable.
Yugyeom sonrió, después de verlo sacarlo de esa forma. Se acercó hasta donde estaba el tipo haciéndole una señal a los guardias.
—Yo me encargo.
Los de seguridad se vieron entre sí, pero sabían que el señor Kim tenía un poco de peso en la empresa debido a que es amigo cercano de los jefes.
—Ya dejé a mi bebé casi llorando, espero que la cantidad de dinero que ofreciste esté en mi auto ahora mismo.
—Lo está, me costó encontrarte pero debo admitir que lo hiciste bien.
—Ahora ve a consolar a mi bebé, eres un asco.
—Igual que tú, mataste a su padre y aún así lo culpas.
—Y tú en vez de acusarme lo usas a tu favor para verlo vulnerable y consolarlo, en fin, ¿quién es el peor acá?
—No tengo pruebas sobre eso.
—Yo te lo confesé, además de decirte que tengo la cinta en donde aparezco entrando a su casa para charlar con él y eso debería ser suficiente para que me acusaras.
—Sigo sin creer que lo hayas hecho, era tu suegro.
—Y me quería fuera del juego, además matarlo fue muy fácil.
—Al final no ganaste nada, fue en vano, ¿no?
—Los hice sufrir así que, da igual, ahora tengo dinero de sobra porque tú has pagado por esto, eres un asco, ¿de verdad amas a mi bebé?
—No vine a charlar sobre moral, ahora vete.
Yugyeom se acomodó mejor su ropa, entró nuevamente a la empresa y se dirigió a la oficina de Jungkook, abrió la puerta y lo vio en el sillón hecho una bola de llanto.
Sonrió para sus adentros y con su mejor expresión de angustia entró sentándose a su lado y abrazándolo apenas, para acercarlo a su cuerpo.
—Shhh... Aquí estoy Kookie, ¿quieres hablarlo? Vi que los de seguridad llevaban a alguien, ¿quién es?
—Llama a Namjoon y Jin —pidió.
—Aquí estoy contigo, tranquilo.
—Llámalos —pidió nuevamente limpiando sus lágrimas.
—De acuerdo —sacó su móvil y fingió marcar el número de ambos—. No responden, ni siquiera cae la llamada, creo que hay mala señal aquí adentro.
Kim aprovechó y lo abrazó nuevamente acariciando sus cabellos, mientras susurraba palabras de aliento según él.
—Vete Yugyeom, quiero estar solo.
—No voy a dejarte en estas condiciones, ven aquí, tranquilo —seguía acariciando al castaño quien trataba de respirar profundo.
Recordar a su padre siempre lo haría sentir débil e indefenso. Su madre le había dicho que no ha sido su culpa pero, ¿cómo olvidar ese día?
"Dos años atrás.
—¿Se lo dirás?
—No mi amada, no quiero preocupar a nuestro hijo por tener un padre enfermo.
—Jungkook sabrá como llevar esta situación, además es inteligente, sabe muy bien que algo sucede y porqué tu insistencia en que esté yendo a la empresa.
—Cree que me iré de viaje.
—Debes de ir al doctor, no es normal lo que te sucede.
—Solo es mi edad Hae, no te preocupes.
Haesul vio a su esposo y solo dejó que él decidiera como hacer las cosas.
Las semanas pasaron y como siempre Jungkook estaba en compañía de su padre quien seguía mostrándole lo que era trabajar en la empresa.
—Sos mi orgullo hijo.
—Gracias papá, fue increíble visitar tu empresa, es grandiosa.
—Lo sé, me alegra saber que comprendiste todo el asunto, al menos en su mayoría, eso va a ayudarte en el futuro campeón.
Jungkook escuchaba a su papá hablar y su sonrisa se mostraba sin problema. Lo había llevado a la empresa para que conociera como funciona todo. Anteriormente iba, pero no ponía atención más que a las donas que la secretaria de su padre le llevaba por ser un niño. Ahora es distinto, fue por y para conocer lo que haría en un futuro al ser la mano derecha de su progenitor.
Tenía veintiséis años, pero sabía que algún día él sería quien iba a dirigir toda esa empresa de su padre. Así que, decidió entrar a la universidad y estudiar administración de empresas pues eso iba a ser lo mejor.
Siempre que hablaba con sus padres era lo mismo, estudiar, graduarse, trabajar, ya en lo familiar, conocer a alguien, tener una buena chica para su compañía, casarse y tener hijos.
Una vida planeada, algo que sus padres creían iba a darle la felicidad total a su único hijo. No estaban del todo equivocados, Jungkook si pensaba en eso, solo que había un pequeño detalle, descubrió que no le gustan las mujeres.
Por supuesto que antes si se había enamorado de una, en su adolescencia, a la edad de quince años, su primer amor, una hermosa chica a la que hizo su novia, para su mala suerte, sufrió lo que es su primer corazón roto por una infidelidad.
A sus diecisiete años, comenzó a sentir atracción por los chicos, jamás lo dijo. Creyó ser bisexual, así que a los únicos a quienes se los confesó fue a sus dos mejores amigos, Jin y Namjoon.
Con el tiempo, tuvo muchos crush, pero pasajeros, eso hasta ahora. En la universidad conoció a muchas personas, tanto mujeres y hombres pero entonces, inició a salir más con chicos, era virgen así que solo eran citas y besos, nada más que eso.
Justamente tenía ya unos meses de haber puesto el ojo en un chico que fue su compañero, Jung Joonho. Sentía que estaba enamorándose del chico, ya que siempre buscaba la manera de llamar la atención del ojiazul.
Agradeció tener sus encantos, pues el chico siempre buscaba la forma de invitarlo a salir, aunque sea a tomar aire fresco y hablar de cosas de la vida.
Sentía que era con quien debía compartir su vida, aceptó que lo que sentía era amor.
No había hablado con sus padres acerca de su preferencia sexual, ya que no tenía idea de como iban a tomarlo. Estaba asustado.
Cada vez pensaba menos en lo que podría perder, se dejaba llevar por lo que Joonho le hacía sentir. Se veían en pequeñas citas, a escondidas. Según Jungkook era para evitar que sus padres se enteraran, pero más que eso, Joonho lo ocultaba porque solo quería algo del ojiazul, —su dinero—.
Una tarde, la familia Jeon se encontraban en una reunión de negocios, a Seonkyu le encantaba ir de la mano de su esposa y en presencia de su único hijo. Amaba presumir a su familia delante de sus socios y amigos.
Jungkook se llevó gran sorpresa al ver a Joonho como mesero, sus nervios se dispararon un poco e intentó disimularlos. Evitó la mirada del chico, no quería demostrar que se conocían o algo así.
Si Joonho había estado en la misma universidad que Jungkook era gracias a una beca, pero al parecer se había gastado el dinero en beber y en mujeres, ahora necesitaba una nueva fuente de ingresos.
Jungkook no entendía que hacía de mesero, según Joonho, su familia vivía fuera del país debido a unas empresas de cosméticos.
Pero todo era falso. El ojiazul tenía mil preguntas pero por el momento trató de ignorar al chico que no dejaba de verlo.
Su padre lo notó un poco tenso, así que se atrevió a preguntar —¿Estás bien hijo?
—Si papá, es solo que creo estoy algo cansado, es todo.
—¿Quieres qué nos vayamos?
—No quisiera arruinarte la noche.
—Nada de eso, andando —Seonkyu se despidió de sus amigos y socios. Salieron del lugar y subieron a su auto.
Jungkook seguía sin hablar, estaba tratando de pensar con qué motivo Joonho estaba ahí. Esa noche su padre dejó pasar por alto el cambio de actitud de su hijo, ya tendrían tiempo para conversar.
Los días pasaron, los esposos Jeon se encontraban en su habitación.
—¿Notaste raro a Jungkook aquella noche?
—Si, le he preguntado y me dice que no pasó nada.
—Fue extraño, tan solo vio a ese mesero y su sonrisa se esfumó.
Seonkyu seguía con la intriga de lo que había visto. Ya que Jungkook estaba sonriendo y platicando con todos y de un momento a otro había guardado silencio, dejando de sonreír.
—Por cierto, ¿ya le dirás a Jungkook sobre lo que tienes?
—No, no quiero que se preocupe por eso.
—Sabes que merece saberlo —insistió Haesul.
—Lo haré después, mientras tanto, hoy sabremos con qué tratamiento me tendrá el doctor.
Seonkyu había sufrido mareos y desmayos estando en su trabajo, fue a la clínica por la insistencia de su esposa. Le realizaron algunos exámenes y le comentaron que su corazón se había agrandado.
No quería pensar en lo peor, creyó que solo era algo inofensivo, algo de su edad.
Por otro lado, Jungkook había querido hablar con Joonho acerca de lo que había sucedido pero ni siquiera sabía qué preguntar, estaba todavía queriendo buscar una explicación por sí solo.
El tiempo pasó y por supuesto que Jungkook quiso resolver las cosas pero su novio simplemente lo evitaba o lo distraía dándole besos y muchas caricias.
Como eran novios sin permiso alguno, prófugos de sentimientos ante la vista ajena de la familia Jeon, ellos tenían su propio nidito de amor, como le llamaba Jungkook. Ese en donde podía ser él mismo sin que lo juzgaran, aunque solo era ante los ojos del amor de su vida.
Jeon Jungkook es muy inteligente para los negocios pero no lo era para el romance.
Nunca imaginó que la persona de quien se había entregado en cuerpo y alma era nada más uno de los tantos ambiciosos que querían tener algo de su dinero. Fue dócil ante él, fácil de caer ante sus caricias. Jungkook fue algodón en sus manos.
Joonho tenía tres años mayor de ventaja en experiencias y conocimientos. Supo como envolver a un niño rico que siempre tenía lo que quería y que por supuesto, le gustaba recibir afecto.
Seonkyu y Haesul esperaban pacientes que su hijo tuviera la confianza de decirles que lo tenía tan feliz y en otras veces, angustiado. Pero eso no pasaba, Jungkook no decía nada.
Creyeron que se había enamorado y que quizás la chica o chico aún le pedía tiempo para formalizar su relación. Porque si; ellos sospechaban que a su pequeño hijo también le atraían las personas de su mismo sexo, pues Jungkook no eran tan disimulado como pensaba.
Ellos tan solo le dieron su espacio sin ahogarlo con preguntas. Esperando que él sea quien se los confiesen si es que es así.
Seonkyu podía decirse que era algo extremista con la seguridad de su familia. Pero ya había tenido una mala experiencia cuando intentaron secuestrar a su hijo siendo este un bebé, queriendo pedir una jugosa recompensa. Jamás se quedó de brazos cruzados y su casa ahora estaba asegurada, tenía guardaespaldas e implementó capacitar a buenos hombres para ayudar a otras personas.
Sabía que su hijo iba a cierto lugar y en una hora en específico, jamás pidió más información de con quién se veía pues creía que no tenía que abusar de su poder y quitarle privacidad a su único hijo.
Pero sus alertas se vieron activadas cuando uno de sus guardias de seguridad le había asegurado que era un hombre con quien Jungkook se veía. Solo por comodidad investigó un poco acerca de él no gustándole lo que encontró.
—¿Jungkook? —llamó—. ¿Podemos hablar hijo?
—Hola papá, me encantaría pero necesito salir ahora mismo, Namjoon está esperándome, ¿podemos hablar mañana?
—Hijo, solo te diré que no confíes en las demás personas, sabes que el dinero es agua para el sediento.
—Descuida, solo estaré con mis amigos.
—¿Solo amigos? ¿No tienes pareja?
Jungkook se congeló un momento pero tan solo negó.
—No, y-yo solo amigos —respondió nervioso.
—Entiendo, por cierto te quería decir que vi el recibo de tu tarjeta, gastas mucho muchacho, no me molesta pero quiero que seas consiente que debes gastar en cosas necesarias.
—Si, sobre eso, si tienes razón yo solo compré algunas cosas —mintió, pues hace un tiempo que comenzó a darle dinero a su novio pues este le decía que tenía problemas con sus padres.
—De acuerdo, cuídate campeón, saludos a los chicos —dijo y salió de la sala dejando ir a su hijo con sus amigos, no creyendo en lo que le había dicho.
Seonkyu estaba cada vez más preocupado por su hijo, este no solo le mentía sino que también tomaba más dinero de lo que le correspondía. Creyó que quizás estaba siendo amenazado o algo. Iba a tomar cartas en el asunto, no quería exponer a su familia ante rateros de cualquier tipo.
Los días siguieron pasando, su enfermedad cada vez le tomaba más de su cuerpo, dejándolo sin energías. Pero sabía que aún no era tiempo de postrarse en una cama, él debía asegurar el bienestar de los suyos.
Se había tomado el tiempo de escribir dos cartas, una para su esposa y otra para su hijo. Pues no quería morir sin decirles una vez lo mucho que los ama. Las había dejado en su oficina en casa, la única que sabía por el momento era Haesul.
—¿Lo has localizado?
—Si señor, ya está acá esperándolo.
—Muy bien, me llegó la hora de hablar con él, háganlo pasar.
Seonkyu estaba inquieto sobre ese chico, tenía su ficha. Nombre y apellido, su padre que era un contador público y su madre un ama de llaves, entró a estudiar debido a una beca, ya que si era inteligente pero algo —bastante— desalineado desde que entró a la universidad.
Consumía drogas y alcohol. Recordó haberlo visto de mesero en esa reunión en donde se hijo se había comportado extraño; así que todo hizo clic en su cabeza.
Si Jungkook tenía algo romántico con un hombre no estaría en contra pero es con ese tipo quien no se veía alguien de fiar y temía por la integridad de su único hijo.
Estaba impaciente, sabía que tenía que calmarse ya que su corazón podrían no resistirlo. Tomó su taza de café como de costumbre y alzó la vista al verlo entrar.
Sabía que Jungkook estaría con su madre así que intentaría ser breve con el chico frente a él.
—No me costó mucho localizar al mesero de esa noche, ¿sigues trabajando ahí?
—Trabajo para mantenerme, claro que si.
—Sin rodeos, sé quien eres, ¿qué quieres de mi hijo? ¿Más dinero?
Joonho tan solo sonrió son malicia mostrando su verdadero ser; también había buscando información acerca de los Jeon, su fortuna y de la enfermedad de su viejo suegro.
—Soy ambicioso, es verdad pero amo a mi bebé.
—¿Qué quieres de mi hijo?
—Aparte de follarlo, supongo que su dinero... el hijo de puta le encanta tenerme sobre él.
—¡Cállate! ¿Cuánto quieres para dejarlo en paz? ¿Sabes qué puedo demandarte?
—¿Haría infeliz a su único hijo? No lo creo... seamos honestos, hago feliz a Jungkook, es un estúpido gay de closet adinerado, un niño mimado que solo busca momentos extremos fuera de estas cuatro paredes y el dinero.
—Te daré la cantidad que quieras, tan solo déjalo, no merece toda la mierda que eres.
—Tiene razón, es muy ingenuo y siempre espera algo romántico, ¡es patético!
Seonkyu se puso de pie, quería golpear al chico frente a él pero sus fuerzas se habían esfumado. Odiaba estar enfermo. Tan solo suspiró y se sentó nuevamente.
—¿Cuánto de dinero quieres?
—¿Está dispuesto hacerme un cheque? De ser así, hoy mismo puedo terminar la relación que según su estúpido hijo tenemos.
Seonkyu se sintió la peor persona pero no quería que Jungkook sufriera en manos de esa arpía si el día de mañana llegara a faltar. Sin saber que a pocas horas estaría siendo el final de su vida.
Se puso una mano en su pecho y respiró profundo, comenzaba a tener taquicardia.
—Pon aquí la cantidad que deseas, luego desapareces de la vida de mi hijo —acercó el cheque y la pluma, Joonho lo pensó y escribió la cantidad que necesitaba.
—Listo, ahora dejaré a su hijo, solo esté listo para consolarlo, mi bebé está muy enamorado de mi —se burló.
Seonkyu tragó de su saliva sintiendo calor de repente, vio al chico marcharse y como pudo fue tras de él. No estaba bien.
Joonho iba saliendo de la casa, para su mala suerte Jungkook estaba llegando solo por la entrada principal, pues su madre había ido a la cocina junto a Hanna para dejar las compras de la despensa.
—¿Joonho? ¿Qué haces aquí?
—Hola bonito, vine a verte bebé, me cansé de andar a escondidas y para que sepas que te amo vine a pedir permiso por ti —mintió acercando el cuerpo del ojiazul al suyo.
—No, no saben que soy gay, no estoy listo... yo, yo tengo miedo —dijo nervioso queriendo separarse.
—Estoy harto de eso Jungkook, entonces debemos terminar de una vez —dijo actuando para ya zafarse de su intento de relación.
—¡No! Espera, ¿de verdad me amas? —preguntó con toda la ilusión que sentía.
—Si, pero no quiero seguir de este modo.
Joonho vio de reojo la ventana frente a él, reconoció la sombra y sin más se atrevió a besar a Jungkook. El castaño estaba rígido pero poco a poco se dejó hacer.
Se separó sintiéndose con temor cuando la puerta fue abierta dejando ver a su padre con sus ojos bien abiertos, su mano apretando el lado en donde está su corazón, estaba sudando y agitado.
Jungkook sintió el miedo recorrerlo.
—Papá, yo puedo explicarlo —intentó decir pero sus palabras quedaron en el aire cuando su progenitor cayó de rodillas al suelo—. ¡Papá!
Joonho tan solo sonrió, tenía el cheque en sus bolsillos, a un idiota según él, como minita de oro y al hombre que lo había descubierto moribundo.
Haesul escuchó los gritos desesperados de su hijo y junto a Hanna llegaron hasta donde estaban, soltando lágrimas al ver a su esposo en el suelo. El ama de llaves fue la encargada de llamar a la ambulancia. Quienes no tardaron en llegar.
Para evitar el viaje al hospital, en las condiciones del paciente, atendieron al señor Jeon en su casa. Jungkook estaba aterrado sintiéndose culpable, pues creyó que su padre al verlo besarse con otro hombre había sufrido un infarto por la impresión.
Esas horas fueron eternas para Haesul y Jungkook, quienes rezaban por el bienestar de Seonkyu.
—¿Cómo sigue?
—Aún no nos dicen, tengo miedo que mi papá se muera por mi culpa.
—Tranquilo bebé, no fue la mejor manera de enterarse pero tarde o temprano pasaría.
—Es mi culpa que esté así.
—Lo sé bebé, tener un hijo homosexual no siempre es algo que los padres quieren.
Joonho quería hacerlo sentir tan culpable, él simplemente disfrutaba hacerlo sentir vulnerable pues era más fácil de manejarlo en ese estado.
Luego de un rato, Joonho se despidió del castaño, prometiendo volver. Jungkook no quiso presentarlo ante su madre pues temía que esta lo odiara por eso.
Haesul estaba en la habitación junto a su esposo, quien apenas podía hablar.
—En... en la caja está la información —dijo casi en un susurro—. Jung-Jungkook, cuídalo.
—Lo haremos juntos amor, seguiremos juntos Seonkyu, aguanta por favor —pedía entre lágrimas.
—Jungkook debe... debe buscar el amor en otro lado, recuérdale que lo amo a pesar de todo, la carta, ya sabes donde está.
—Descansa mi amor, debes estar fuerte para nosotros, estarás bien, debes estar bien.
Ambos se besaron, queriendo creer en esas palabras.
Seonkyu se quedó dormido luego de un rato, Haesul aprovechó salir para poder tomar un baño. Jungkook estaba descansado pues aún no tenía valor de ver a su progenitor.
La puerta se abrió, Seonkyu abrió sus ojos, su corazón se aceleró al reconocer al chico frente a él.
—Vaya, está postrado en esta enorme cama luego de quererme intimidar, ¿cómo cambia todo no?
—¿Qué quieres?
—Hacerme las cosas fáciles, tengo el cheque pero también tengo a Jungkook, escuché que es el único heredero, ¿sabe cuánta fortuna es ahora?
—Aléjate de él.
—Este cheque no es nada a comparación de ser la pareja de Jungkook una vez que su padre... muera.
Joonho se acercó hasta donde estaba el hombre acostado, sonrió con malicia y le quitó su respirador artificial.
—Va a morir dejando todo en manos de mi bebé, seré aún más millonario de lo que hubiese sido con este estúpido cheque —decía mientras veía al hombre batallar por conectarse nuevamente el respirador.
La maquina comenzó a pitar alertando lo alterado que estaba el paciente. Fue ese conocido pitido que le confirmó la muerte de Jeon Seonkyu.
Joonho salió de ahí, gracias a Jungkook sabía que su casa mantenía cámaras de seguridad en una de las habitaciones cerca de la oficina de su padre.
Sin más se dirigió ahí, tomó las cintas en donde salía él y apagó el resto para poder salir de la casa sin problema. Escuchó el grito desgarrador de Haesul resonar en el pasillo y salió de la casa lo más rápido posible.
Jungkook oyó a su madre y su mundo se detuvo. Corrió hasta la habitación y la vio llorando encima del cuerpo de su padre, quien ya no tenía ninguna pizca de vida. Su vista se nubló en lágrimas y comenzó a negar pues se sentía como la mierda creyéndose el culpable del infarto que ahora mismo había matado a su progenitor.
El funeral fue oscuro y silencioso. Jungkook quería morirse ahí mismo, entrar en ese ataúd y reemplazar a su padre pues él sí lo merecía. Sus amigos estaban presentes, pudieron darle algo de fuerza a él y a su madre, quien no dejaba de llorar por la muerte de su ser amado.
Quería sentir el amor de su novio, aunque haya sido la razón de la muerte de su padre quería sentir que por lo menos tendría el apoyo del amor de su vida en estos momentos. Necesitaba la compañía de alguien en quien tenía su confianza y su amor.
Condujo hasta donde era su nidito de amor como según él lo había llamado. De haber sabido hubiese nombrado como una granja de su propio cadáver. Ese lugar en donde dio todo de su amor y en cambio recibió nada más que dolor.
Claro que recuerda la mirada perdida de su padre, claro que recuerda que sufrió ese infarto cuando lo vio besarse junto a Joonho en aquel entonces.
También recuerda haber visto a su novio besarse con otro hombre cuando fue a buscarlo, cuando quiso sentir el apoyo y el cariño de quien era el amor de su vida.
Por supuesto que tener una infidelidad en medio de una pérdida como la que él estaba sufriendo, hizo que se sintiera con ganas de morir. Ver a su novio, a quien consideraba el amor de su vida besarse tan apasionadamente con alguien más hizo que saliera corriendo de ahí.
Lloró y lloró dentro del auto, lloró hasta que le pidió a sus amigos ir por él. Lloró hasta que creyó quedar sin lágrimas.
En medio de su dolor vio el rostro de sus dos mejores amigos, vio el rostro de Hanna y el de su madre, quien a pesar de su luto le garantizaba que estarían bien."
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